12 agosto, 2011

EL PUEBLO DE LAS OLLAS. (Página nº9).

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Fue a mi padre a quien toqué. ¿Qué es un cachorro? ¿Por qué tanto drama por eso? Salto, brinco, escapo de las alturas, de los precipicios, de las ramas y las piedras, pero en El Olvido, no consigo ser aire, me condeso, peso, me hundo. No me canso, pero me agoto en el fango cuando ya no respiro aire. No doy ni diez pasos firmes bajo la niebla, ya vaya despacio o veloz; los pies se me entierran y de ahí, ya solo queda enfangarse y enterrarse, tan profundo, que uno casi pierde donde queda el cielo y la tierra. Creo que él no me notó, creyó todo el tiempo que era Joaquín, igual que Joaquín pensó que era mi padre el que lo llevaba. ¿Por qué tanto secreteo? ¿Por qué esa pieza tan importante del motor del camión? Hube de arrancarlo entero. No estaban ni a diez pasos del pueblo, y escuché a mi padre contar cienes y cientos de pasos. El cachorro, parece al animal de mis sueños. Es una mezcla de lobo y tigre. Será un felino o un canino. Una pantera negra, un lobo cantábrico. Le voy a llamar Día, por tan oscuro como es. Para que tenga la luz y la sombra, como la Noche, pero me gusta más Día. Mi madre siempre tenía el día en los ojos; seguro, por eso pudo atravesar El Olvido, con toda elegancia. Día. Tengo que llegar a mi casa antes que los rumores, seguro seré al primero que quieran avisar. Joaquín no tiene mujer ni hijos, y yo ya perdí una madre en El Olvido. Tejado, balcón, bordillo, callejón, tubería, pollo, cornisa, cornisa, cornisa, balcón, tejado, tejado, salto, tejado, balcón, habitación, cuarto de baño, ropa sucia a la ropa sucia, agua caliente, vapor… alguien llama a la puerta. ¿Será para mí? Jabón, aclarado, bata, pantuflas, escaleras, pasillo, puerta principal. ¿Quién es? ¿Sí? Voy ahora mismo. Pasillo, escaleras, pasillo, habitación. Cambio bata por ropa y pantuflas por calzado. Salgo. Corro y corro por las calles. La gente del pueblo sale a la puerta de sus casas y comienza a tocar las palmas, para marcarme el camino. Piensan que soy igual que ellos y me perdería por las calles del pueblo sin su ayuda, pero yo conozco el pueblo como la palma de mis manos. Ellos necesitan de todo para salir de su casa y aventurarse a la calle, yo sin embargo, conozco todos los rincones de sus casas. Mientras duermen. Cuanta casualidad que yo anduviera por El Olvido de casa del Herrero. Padre. Ya estoy aquí. ¿Qué es esto? ¡Un cachorro! Se llamará Día. Hola Joaquín. ¿Qué es esto? ¡Una pieza del motor! Para el otro camión, claro. ¿Y el otro? Se podrá recuperar. No, claro. ¡Hola Ferrando! Mira, es un cachorro, se llamará Día. Se parecía más a una pantera negra, pero ahora que le miro más al hocico, diría que es un lobo cantábrico. Eso lo sé por las historias que me cuenta mi padre. ¡Ves Ferrando! No andaba tan lejos. Es un lobo ibérico. Día. Se llamará Día. Jajajajaja. Mirad como me lame la cara. Creo que le gusta su nombre, o se alegra de verme. Día. Apenas si se puede apoyar aún sobre sus cuatro patas con facilidad. Recién destetado. Día recién destetado.


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