17 junio, 2011

EL PUEBLO DE LAS OLLAS. (Página nº4).

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La niebla pesa. Pesa como el acero, como el barro, como la piedra, pesa mucho, mucho. Cuanto pesa la niebla esta. No veo nada. No creo que nos hayamos perdido. No moriré aquí. Tengo que hablar con Manuel. Contarle. Que sepa la verdad, al menos esta, la de su madre y la mía. Siempre está con Soledad. Soledad. Fue la única que regresó de El Olvido. Se calcula que estuvo una semana, quienes recuerdan el día que echaron de menos a Soledad hasta su regreso. Una semana. Soledad, hoy por hoy, hace más de treinta años, no habla, no dice nada, no come nada. No come nada desde hace treinta años. Olvidó incluso el hambre, la sed, la necesidad de. Manuel se pasa los días en su casa, en silencio como ella. Sentado en una mesa. Dice, Manuel, que entre ellos, han hablado sin palabras, pero aún no comprende por qué tanto dolor. Manuel tiene dieciséis años, desde los siete hace que va, cada día, cada día a la misma hora, y sale de su casa a la misma hora. Creo que es ahí donde Manuel piensa en su madre. Ahí donde nadie le molesta. Ese silencio compartido, esa solaz compañía sumada y conjunta.


El reloj dejó de funcionar. Se debe haber estropeado por la densa humedad. Salí a las dos y quince a.m. y antes de dar el paso lo pulsé, es un reloj con voz, dijo con una voz robotica: “Las dos horas cuarenta y tres minutos; BIS”. En veintiocho minutos, he dado un paso. He de darme prisa si quiero andar los cien metros antes de que Joaquín se ponga a dar tiros del sedal para que regrese a la cabina. Vuelvo a pulsar el botón para accionar la voz de mi reloj y así escuchar la hora por altavoz, no funciona, definitivamente no funciona. Segundo paso. Segundo paso. Cada vez que me despido de Manuel es un segundo paso. Tener la incertidumbre de mi certero regreso. Espada de Damocles que pende de un hilo. La primera parada que hicimos fue en Puerto Madera. Debíamos cambiar toda mercancía de madera manufacturada por madera sin manufacturar, y clavos, y puntas, y tacos, y todo. Nosotros cambiamos sillas, mesas, ventanas y puertas, máscaras, objetos de decoro en general, a cambio de listones, clavos, puntas, troncos, sierras, engranajes, correas, semillas. Todo que tenga que ver con el fuego, que práctica mente es todo. Todo movimiento vertical. En La Ciudad de los Edificios. En La Ciudad de los Edificios, uno puede intercambiar todo lo que haya producido el fuego. El mundo es tan grande, y el comercio tan pirata, que quedaron cuatro amplios territorios. Uno de ellos es la Tierra de Fuego, junto con la Tierra de Agua, intercambian todo lo que viene de la vida, o genera vida. La Tierra del Aire, y la Tierra de la Tierra (TIERRA), uno puede encontrar todo lo artificial, lo experimentado. TIERRA, es el único lugar donde uno puede encontrar de todo, pero… también donde uno lo puede perder todo. TIERRA, es el único lugar donde no viven Autómatas, excepto en El Pueblo de las Ollas, que nosotros sepamos.

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