21 junio, 2011

EL PUEBLO DE LAS OLLAS. (Página nº5).

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Cuatro pasos, y otro más otros tres. Cuatro dimensiones, cuatro extensiones, ramificaciones, educaciones, cultura_cultivaciones. Norte, necesario el D.N.I (documento nacional de identidad), Sur, necesario el d.n.i (documento numerado identificativo), Este Adn (Autocracia documentada nuclear), Oeste Arn (Autocracia regulada nuclear). La hipotenusa para todo cateto era E (experimentado), H (hipoteatizado). Todo meridiano regía Etc (etcétera ética), Km/h (moral´s Kafka). El Pueblo de las Ollas estaba en tierra de nadie. Pronto comenzaron a salvar vidas, para salvar estas vidas que todos daban por perdidas, tuvieron que registrarla como nativo de esa tierra, para poder contar como voto-personal. Si te consideraban como un posible voto, te registraban, te protegían hasta lo posible; eras considerado Humano. Si te consideraban como simple mercancía, alimento, mano de obra, experimento, ejemplo; eras considerado Autómata. En Tierra podías habitar sólo y exclusivamente si tenías u obtenías tu D.N.I., de lo contrario te expulsaban sin contemplaciones. En el resto del mundo, te podías manejar más o menos, pero no con tanta inclemencia o discriminación. Nosotros, nuestro pueblo, no pertenecíamos a nada de eso. Nada de eso. De eso nada. Creo que llevo treinta y dos pasos, me puse a echarle pan a los peces de mi pensamiento y olvidé contar, o memorizar la contada, creo que son treinta y dos, este treinta y tres. Aún no veo nada, ni he chocado con nada. No estamos en el pueblo como pensaba, porque el suelo que piso es de barro, y el pueblo es de adoquín de piedra. Se que no voy a morir aquí, ahora. Aún me quedan pasos, y tiempo. Joaquín está tranquilo, no tira de la cuerda. El barro que piso me llega a las rodillas, para levantar el pie y avanzar el paso, gasto tanta energía que sólo me da que pensar que aún he de regresar al camión, pero aún no me manché las manos, esto me anima a seguir. Otro paso. Otro paso y serán cuarenta. ¿Serán cuarenta metros, o serán cuarenta pasos? ¿El Autómata que fabricó el sedal y lo midió; contó cien metros o cien pasos? No moriré aquí, hoy no. He de hablar con Manuel, entonces creo que sí, que cualquier día será bueno para morir. Pero hoy no. Porque Manuel no está conmigo. Porque Joaquín está del otro lado. No moriré sólo, bajo la niebla. Moriré rodeado de la gente que me quiere, lo sé. Cuarenta y dos; ocho pasos más y estaré a la mitad de mi esperanza.


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