19 diciembre, 2008

MARTES Y 13

Esta noche merece un desCuento se despide por estas fechas tan señaladas de rojo y en rojo. Agradeceros una y mil veces y cienes de veces más, por estar allí cada noche con toda vuestra energía. Por acompañarme y abrigarme del hielo, de la lluvia, por que nunca me dejasteis a la intemperie. Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo. Nos Volveremos a ver por La Cueva del Gato el próximo Martes 13 de Enero. Buen comienzo, la Improvisación no cree en las supersticiones, ni en los mal de ojo, tan sólo siente vértigo en el vacío y aún así en plena caída sólo contempla la posibilidad de volar, hasta el infinito y más allá mientras haya imaginación. Jugar por jugar sin tener que morir o matar y vivir al revés que bailar es jugar con los pies. Sean felices. No se mueran nunca.

Os dejo con una canción poema de Joaquín Sabina. Por que la vida es mucho más bella de cómo nos la quieren pintar. Tú decides si crees o no en las mentiras que nos cuentan, pero… por la duda… aquí te dejo con cien que valen la pena. Por que la vida no tiene más secreto que la felicidad. Dichos@s aquell@s que contemplen que no hay que buscarla, por suerte todos nacemos dichosos.


MÁS DE CIEN MENTIRAS

Tenemos memoria, tenemos amigos,
tenemos los trenes, la risa, los bares,
tenemos la duda y la fe, sumo y sigo,
tenemos moteles, garitos, altares.

Tenemos urgencias, amores que matan,
tenemos silencio, tabaco, razones,
tenemos Venecia, tenemos Manhattan,
tenemos cenizas de revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente,
tenemos costumbres, pudores, jadeos,
tenemos la boca, tenemos los dientes,
saliva, cinismo, locura, deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
los pies en el barrio, y el grito en el cielo,
tenemos Quintero, León y Quiroga,
y un bisnes pendiente con Pedro Botero.

Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.


Tenemos un as escondido en la manga,
tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
monjas de Fellini, curas de Berlanga,
veneno, resaca, perfume, violencia.

Tenemos un techo con libros y besos,
tenemos el morbo, los celos, la sangre,
tenemos la niebla metida en los huesos,
tenemos el lujo de no tener hambre.

Tenemos talones de Aquiles sin fondos,
ropa de domingo, ninguna bandera,
nubes de verano, guerras de Macondo,
setas en noviembre, fiebre de primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas,
que importa, lo siento, hasta siempre, te quiero,
hinchas del atleti, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.

Tenemos el mal de la melancolía,
la sed y la rabia, el ruido y las nueces,
tenemos el agua y, dos veces al día,
el santo milagro del pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes;
Lennon y McCartney, Gardel y LePera;
tenemos horóscopos, Biblias, Coranes,
ramblas en la luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas
de islotes sin nombre ni ley ni rutina,
tenemos heridas, tenemos medallas,
laureles de gloria, coronas de espinas.

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
ángeles caídos, barquitos de vela,
pobre exquisitos, ricos miserables,
ratoncitos Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron,
y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
abuelos que siempre ganaban batallas,
caminos que nunca llevaban a Roma.

Por la duda; una más: Amanece que no es poco.

Besos y abrazos sin dejar costao.

1 comentario:

Roos van Vraank dijo...

Se me ocurren chistes siempre que quiero decir grandes verdades, no por ello me pongo la medalla de la mentira en el pecho cada vez que las sonrío con sorna para evadir la dureza de mis esquinas, pues además de puntiagudas como mis codos, envenenadas pueden llegar a encontrarse en contacto con las almas más sensibles.

Así como el padre que crió al niño de útero immigrante que tras 40 años todavía se sorprende cuando le ve por el pasillo y exclama: "Coño, un negro!"...Le quiere, pero no sabe como acostumbrarse a ello.

(pequeña licencia de "Amanece que no es poco")