08 julio, 2012

Doce Arcoíris


 Bajo la tormenta! Bajo la tormenta existe un hogar de niños con el agua negra, para beber con hierbas o mate con yuyos. Agua que lava y moja los juguetes, los cuchillos, las cabezas. Como no entra el sol, nunca proyectan sombra porque son voces y gritos amontonados, columnas de colchones y ropa, libros apilados, impolutos, recostados. El agua hirviendo en ollas de no sé qué material, llenas de golpes, por dentro y por fuera, guardando la forma conteniendo calentando la sopa. Recaliente. Las frutas son lanzadas a la cara, suerte que no son granadas; son limones, naranjas, los cuchillos por los tejados, los cuerpos sobre la mesa, personas recortadas en fotos y recortes de prensa. La televisión aturde y contagia, salpica muerde envenena. Los niños se ríen, bajo la tormenta y comparten la mesa y la tormenta y la lluvia y las centellas. Las estrellas son de pasta y llenan la sopa y los sueños. Pero hoy no toca sopa, toca yuyos y caldo con pan y mermelada. Bajo la tormenta, por raro que parezca, hay un hogar de niños donde se soplan velas y tienen suerte los niños y tienen torta y tienen presente. Bajo la tormenta el niño juega a la rayuela y la tiza y la lluvia también juegan. Y la calle y los niños y el juego forman la mejor de las sonrisas y parece que uno ve arcoíris multicolores infinitos. Bajo la tormenta hay encuentros y despedidas con abrazos y besos por tos los costaos. Bajo la tormenta hay un hogar de niños, con un patio de su casa particular que cuando llueve se moja como los demás. El hogar de niños tiene las paredes blancas, no se ven ceras ni crayones, pero se puede leer Feliz Cumpleaños, se pudo escribir Feliz Cumpleaños. Bajo la tormenta no se pudo apagar la televisión pero se pudo plasmar en sus paredes Feliz Cumpleaños, y soplar velas, y por eso, ese día, bajo la tormenta, se cantó y se sopló, y se compartió una mesa. Bajo la tormenta los niños comparten mesa con una liebre y Alicia y … ¿Quién era el tercero? La mesa limpia y los cuchillos por los tejados y los juguetes mojados, pero cuando todo conjuga para niño o juego resulta sonrisa, formas o sombras y viceversa; es por los niños que existen los arcoíris, es que existen los arcoíris porque los niños lloran de risa. Y, por las ventanas y los patios de los hogares de niños, bajo la tormenta lucen todas las luces y las sombras y las formas. Bajo la tormenta uno puede ver una gota de lluvia o una mejilla, una lágrima sobre la tierra.        Doce  Arcoíris.

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