21 diciembre, 2011

Capítulo 1º Oficio

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"La base del pudor no es un error nuestro, sino el oprobio, la humillación que sentimos de tener que ser lo que somos.”



No es que mi profesión sea de esas que uno sueña de pequeño. No conozco a nadie que me dijera alguna vez; “Yo también soñaba de pequeña con que de mayor sería puta”. No es una profesión que uno pueda compartir con sus padres o conocidos, imagínense: “Papá, Mamá, de mayor quiero ser puta”.

Recuerdo perfectamente el día que decidí que de mayor quería ser puta, aún sin saber qué era una Puta. A la edad de siete años. Mi vecino Amor, de mi misma edad, tenía una enfermedad degenerativa. Mis padres y sus padres eran muy buenos amigos. Digo eran porque ya ninguno de ellos está entre nosotros. Que Dios los tenga en su gloria a todos cuatro. Una noche estábamos en casa de Amor, cena de amigos. Nuestros padres eran amigos de toda la vida. De cuando eran niños. Esa noche de la cena, mis padres y los padres de Amor, los mayores, estaban hablando de Alholva, qué iba a ser de él cuando sus padres murieran. Alholva no tenía más familia ninguna, sus padres y nosotros. Estefanía cuidará de él. ¿Verdad Estefanía que tú cuidarás de Amor? Me dijo sonriente la mamá de Alholva. Yo contesté que sí. Mi mamá sonrió y se me acercó para besar mi frente. Mi papá se llevó a la boca un pellizco de pan y dio un sorbo a su copa de vino, después miró al techo, y por ultimo me miró a los ojos y sonrió. Yo no sabía por qué los padres debían morirse dejando sólo a un niño tan pequeño. Yo era mayor que “Aloja” (así lo llamaba yo), y mis padres aún vivían. Luego después, entré a la habitación de “Aloja”, le di un fuerte abrazo y le dije al oído que cuidaría de él toda mi vida. Cuando fui a decirles a mis padres que ya se lo había comunicado, ellos hablaban de cuando Amor fuera mayor. Mis padres y sus padres, simpáticamente, sentados en la mesa, llamaban Amor al pequeño Alholva. Su padre, después de apurar su vaso de cerveza, dijo irónicamente mirando a mis padres, sujetando la mano de su mujer. ¡Suerte que existen las putas, ellas le darán todo el amor que le falte! Yo no sabía por qué ni qué amor le hubiere de faltar o faltase, y por qué sólo las putas lo conseguirían. Entonces me dije a mi misma; ¡Entonces yo seré puta!

Desde que Amor nació, nada volvió a ser lo mismo. Amor también entró en nuestra casa; en nuestra mesa, en nuestras conversaciones, en nuestros sueños. Amor estaba siempre aunque no estuviese ahí presente. Amor era el hijo de mis vecinos, en realidad se llamaba Alholva Smallbike Lorite.

Según Martín Sánchez y Martín Vincente (1988) “hay que tratar de evitar utilizar metodologías o tareas que se centren sólo en la actividad motriz y que dejan de lado el componente intelectual”. El sexo. Amor, por todas sus condiciones de discapacitado psíquico o intelectual o mental, o cuanto cognitivamente se le quiera llamar, por lo único que quedaba aislado y vulnerable a los abusos de todos era por la sexualidad. El pudor. Su desarrollo como hombre o como persona y su crecimiento como individuo. El sexo. Por eso yo aquel día decidí ser puta, aunque no supiera aún lo que suponía ser puta. No una puta cualquiera. Puta, lo que se dice puta.


Capítulo 2: Amor. (en breve).


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