09 junio, 2011

EL PUEBLO DE LAS OLLAS. (Página nº1).

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Cuando todo se acabe, cuando ya no quede nada, habrá un móvil tirado en el suelo, con batería suficiente como para mantenerse activo en la eternidad. Ahora no momifican bajo un ojo abierto que te conecta con la Eternidad. Parecido es, porque entierran tu móvil (celular), y pasados los siglos como los granos de arena crean desiertos de la piedra, de las aguas y de la madera, hayan ese celular y descubren todo de ti. Agenda, contactos, alarmas, entretenimientos, últimas llamadas (entrantes, salientes, perdidas, atendidas), mensajes de texto y fotos y videos. Así queman tus huesos con tu cuerpo y dejan tu alma. Alma que reproducen en autómatas para recursos humanos. Fábricas, ejércitos, ciudades y ciudades repletas de autómatas, colocadas en su lugar óptimo a criterio psicológico de lo hallado en la tarjeta de memoria de su celular. Resulta muy difícil diferenciar entre Autómatas y Humanos, la única diferencia es que un Autómata nunca viviría en un recinto para Humanos, contrario es, que se han descubierto Humanos en ciudades de Autómatas. No es difícil vivir en una ciudad de Autómatas. Siempre que no llames la atención. Yo vivía en una ciudad de Autómatas. Solo necesitas ser constante. Llegar a tu lugar de trabajo puntual, cumplir con el horario que te asignen anualmente sin importar los días que te toque trabajar ni el horario en el que desarrollaras tu trabajo. Dispones de ocho horas para tu trabajo, ocho horas para dormir o estar en casa, y ocho horas para tu ocio. Lo mejor que tienen las ciudades de Autómatas es que no necesitas dinero, puedes adquirir cuanto necesitas o gustes, tanto alimentos como entretenimiento o herramientas en establecimientos establecidos a razón del oficio que desempeñas. Porque todos los Autómatas que viven en esas ciudades, además de autómatas son autónomos en unión y coordinación con el resto de las ciudades; porque cada uno de los Autómatas trabaja, vive y duerme veinticuatro horas al día, trescientos sesenta y cinco días al año, durante toda su vida en esa ciudad. Nunca se queja, jamás protesta ni se amotina. Quienes gobiernan esas ciudades, no son Autómatas, son Humanos, los mismos que gobiernan la ciudades de Humanos.


Un Autómata no importa si enferma, si sufre algún tipo de accidente, o muere, porque no generaron nunca ningún vínculo, con nadie jamás. Fueron creados para trabajar, y cuando mueren, su lugar, su casa, su espacio, lo ocupa uno igual que él. Por eso que en estas ciudades no se invierte en medicina, salud o educación.


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