16 diciembre, 2009

LA MUÑECA DE MIS MANOS (PÁGINA 23)

.

El señor de rostro oscuro fue le único error que cometió mi padre en el proceso de construcción de la muñeca. Armando Mercado, así se llamaba el señor de rostro oscuro. Era el ser más bello que jamás se conoció. Coincidió con mi padre en la inauguración de una galería de arte, donde todo cuanto se exponía, tanto en pintura como en escultura eran rostros, y Armando Mercado era el modelo que posó para todas aquellas representaciones. Mi padre quedó prendido de su belleza, y decidió enamorarle para tener su rostro y trabajar con su molde. Armando Mercado fue el que más tiempo le llevó a mi padre de enamorar y convencer, Armando estaba tan acostumbrado a que le cortejaran, que todos los intentos de mi padre por impresionarle cayeron en agua de garrafa. Pero mi padre no escatimaba en gastos ni carecía de ideas o recursos, y aprovechó una oferta de la empresa espacial rusa que organizaba viajes turísticos por el espacio exterior, para regalarle La Luna, y allá, girando alrededor de La Luna con La Tierra azul al frente, logró que armando Mercado cayera rendido a sus pies y aceptara la invitación de cenar en su casa.

Pero algo con lo que no contaba mi padre, sucedió aquella noche. El generador principal de la central nuclear que nutría de energía la ciudad falló, y estuvo estropeado casi doce horas consecutivas. Mi padre tuvo que terminar la operación en plena oscuridad ayudado de pequeñas baterías, y los artefactos que utilizó para iluminar el quirófano, con la urgencia, no pudo esterilizarlos debidamente, provocando una infección en el rostro sin piel de Armando Mercado que derivó en un envejecimiento prematuro y crónico de los músculos faciales, deformándole el rostro de manera irreversible. Mi padre prometió que enmendaría el error, pero murió antes de cumplir su promesa; por eso que Armando juró que su venganza sería terrible, pues hubiera preferido perder la vida aquella noche, a tener que vivir eternamente siendo un monstruo de feria. Su depresión era tan profunda que nunca pudo soportar el dolor que le producía mirarse cada mañana en el espejo, sólo la idea de venganza hacía que su vida mereciera la pena, pues nunca pudo demostrar la culpabilidad de mi padre. Despertó siendo un ser horrible al otro lado del mundo de donde quedó dormido contra su voluntad la noche anterior. Mi padre logró salvar el molde para El Cuerpo, pero jamás nunca recomponer el bello rostro de Armando Mercado.

.

No hay comentarios: